Esta es una de las paradojas más grandes de mi trabajo que, la verdad, no hubiera imaginado al empezar a ejercer como veterinario de loros… lo vais a entender rápidamente en cuanto os lo explique:
La mitad de mi trabajo es intentar que los pájaros no pongan huevos por la cantidad de problemas que ello genera y la otra mitad que si los pongan y en condiciones óptimas.
Cuando tenemos un ave, y además es hembra, este pájaro empieza a formar parte de nuestra familia. Nosotros no somos una manada de pájaros que están junto a él, somos humanos, pero ella no lo va a entender así y aquí es donde normalmente empiezan los problemas en cuanto a la puesta de huevos.
Activación del ovario del loro hembra
Lo primero que hay que pensar es que a partir de los dos años generalmente nuestra querida mascota empezará a sufrir una serie de cambios al activarse su ovario. Estos cambios son a dos niveles:
. A nivel mental que le produce sufrir cambios en su personalidad y comportamiento con todo lo que le rodea, tanto con nosotros como con ella misma.
. Y una serie de cambios a nivel físico, en su cuerpo, pues al aumentar sus hormonas sexuales, empezara a retener más grasa de lo normal. Esto lo hace para prepararse para primero generar un huevo, y segundo, tener suficiente energía para dar de alimentar a sus futuros pollitos.
Esto, cuando pasa en la naturaleza, no suele comportar más dificultades; pues como se dice normalmente: “LA NATURALEZA ES MUY SABIA”.
Cómo empieza la cría del loro en la naturaleza
El primer estimulo que genera arrancar la cría es el cortejo de su pareja, el macho.
Si ella se ve preparada porque es buena época de temperatura, la alimentación en ese momento es abundante, y físicamente se encuentra sana y preparada, la hembra entra en fase receptiva hacia el macho, se deja montar y empieza a ovular para preparar su cuerpo.
Estará en el nido que ambos han preparado concienzudamente, poniendo ramitas y plumas suyas para que sea cómodo para las futuras crías. La hembra suele poner de dos a cuatro huevos, uno cada dos días, y mientras tanto los empieza a incubar.
El enorme esfuerzo de la incubación y el cuidado de los polluelos
El aumento de temperatura que genera en su cuerpo la incubación, es un estímulo directo que produce que ella deje de ovular y poner más huevos. Este es el mecanismo que tiene su cuerpo para frenar la puesta de huevos.
A partir de aquí estará 21 días incubándolos, agotada, hasta que nazcan los pollitos. Y después, aún deberá estar durante 2 meses para sacarlos adelante, cuidándolos y alimentándolos.
Todo ello produce en la pareja un agotamiento y un desgaste tan importante que normalmente el cuerpo les pide parar y recuperarse físicamente hasta el año que viene para volver a verse preparados para ser padres. Y así su cuerpo descansa y este esfuerzo anual no les supone un riesgo alto en su vida.
Entonces… ¿huevos si o huevos no?
Ahora pensemos en lo que le pasa a un caso real: nuestra hembra de nombre LULA, enamorada de su familia y parte de ella como uno más.
Todo el año con una temperatura perfecta, pues en invierno no pasa frio ya que en casa hay calefacción. Dispone de comida abundante todo el año sin restricciones por la estación del año que sea.
Pero lo más importante: no tiene un macho para montarla y fecundar sus óvulos.
Todo ello comporta que la hembra pueda estar poniendo huevos en cualquier sitio de la casa TODO EL AÑO, sin control del número de huevos que pone, y con una gran frustración mental al no nacer ningún pollito NUNCA.
Dificultades para las hembras
Todo ello comporta grandes problemas que enumero:
– El primero: son aves muy desgastadas físicamente con frecuentes anemias, y con muchos problemas de descalcificación en sus huesos, ya que el exceso de huevos desgasta apreciablemente su físico.
– Segundo: normalmente sufren cuadros de frustración sexual que les produce arrancarse muchas plumas del cuerpo al sentir que han de poner plumas en un nido, pero sin tener nido, y además comporta que su nivel de agresividad con su entorno sea muy alto, están más ariscas y agresivas de lo normal con nosotros.
– Y el riesgo final es que debido al desgaste físico y no tener un lugar agradable como un nido preparado, suelen tener problemas en el momento de expulsar el huevo, con la complicación de retener huevos sin poder expulsarlos, con la gravedad que ello comporta para su vida.
Hormonas para evitar la ovulación del loro
Por ello, en estas situaciones, mi trabajo consiste en evitar que esta hembra entre en celo.
El método más utilizado son diferentes tipos de hormonas que inhiben la ovulación del ovario, tanto inyectadas como en forma de implantes subcutáneos.
También existen cambios en el manejo, hablados con la familia, para evitar estímulos externos que exciten a la hembra.
Esto además de cansado, ya que es de por vida, rompe en parte la manera de querer a nuestra mascota y es una pena, pero…. SU VIDA PUEDE ESTAR EN PELIGRO SI NO.
Todo lo contrario: ayudando a que los loros críen más y en mejores condiciones
Por otro lado, la otra mitad de mi trabajo consiste en lo contario, ya que todos mis clientes que crían sus aves lo que quieren es que sus parejas pongas cuantos más huevos mejor y cuantos más pollitos nacidos mejor.
Por ello tengo que intentar lo contrario, generar la mejor situación posible tanto físicamente como psíquicamente en la pareja de aves para que su necesidad de criar sea muy alta, y al mismo tiempo prevenir los problemas que la cría les genera, sobre todo a nivel físico.
Los tengo que tener muy sanos, libres de cualquier enfermedad y usando muchos reforzantes y vitaminas para compensar las pérdidas que tienen al poner huevos, y todo lo que después conllevará la cría.
Por esto os decía al principio que mi trabajo consiste la mitad del día evitar que los loros pongan huevos, y la otra mitad luchando para que los pongan.
¡Así es la dura vida del veterinario! ¡jajajaja!